суббота, 11 февраля 2017 г.

Los Doce Meses del Año (Cuentos Clásicos)





En un país donde los veranos son suaves y los inviernos gélidos, allá en medio de la montaña vivía Marushka en compañía de su madrastra y de su hermanastra.

Marushka era odiada por las dos mujeres que planeaban su muerte.
Esperaron a que llegara el invierno para poner en práctica su plan. De este modo le ordenaron que fuera a buscar violetas a la montaña.

- ¿Violetas en enero?- preguntó Marushka .

- ¡Haz lo que te decimos! ¡Estamos cansadas de tanto invierno y queremos violetas! ¡No vuelvas sin ellas o no entraras jamás en esta casa!.

La joven se marchó convencida de que nunca las encontraría.

Atravesó el bosque y subió a la montaña donde florecían las violetas en primavera. Pero todo estaba cubierto de un manto de color blanco.

Oscurecía , estaba cansada y muerta de frío. De repente un extraño resplandor apareció en frente. Se dirigió hacia allí y encontró doce figuras silenciosas alrededor de una hoguera.

- Permitidme por favor calentarme en vuestra hoguera. Le dijo al anciano que estaba sentado en una piedra en forma de trono.

- Dime niña, le respondió éste, ¿qué te ha traído hasta aquí?

Como podéis imaginar, una vez que la joven le dijo lo de las violetas , el anciano decidió ayudarla, ya que él era el mes de Enero y tenía el poder para hacerlo.

- ¡Ven hermana Abril -exclamó- y trae contigo las violetas!.

Acto seguido, una de las figuras encapuchadas se levantó y se despojó de la capa. Una joven hermosísima fundió la nieve donde florecieron un sinfín de violetas.

- Toma cuantas violetas necesites –le dijo Abril-, pero no le digas a nadie cómo las has conseguido.
Marushka recogió las violetas, les dio las gracias y se puso en camino a su casa.

Al llegar tanto su madrastra como su hermanastra se maravillaron ante la visión de las violetas invernales, pero no les gustó nada que Marushka hubiera regresado sana y salva.

Así que a los pocos días le pidieron fresas.

Marushka regresó de nuevo al lugar donde estaban los doce meses . Al explicarles lo de las fresas fue el mes de Julio el que la ayudó.

Así fue como pudo regresar a su casa con las fresas para cumplir el capricho de la madrastra y hermanastra.

Que al poco la mandaron a buscar manzanas.

El mes de Octubre fue el encargado de ayudarla esta vez. Fundió la nieve, hizo aparecer un manzano, y le dijo que lo sacudiera y recogiera las que cayeran. Como Marushka no quería abusar más de los doce meses lo sacudio con muy poca fuerza y sólo cayeron dos manzanas.

Al llegar a casa su madrastra y su hermanastra se enfadaron tanto que la acusaron de comer el resto, le llamaron mentirosa y la golpearon con la escoba.

Ambas decidieron ir a buscar más manzanas siguiendo las huellas de Marushka.

Al llegar al lugar donde se encontraban los doce meses del año, no hicieron caso de las figuras. Se calentaron en la hoguera mientras hablaban mal de Marushka.

Cuando Enero les preguntó:

-¿Qué os ha traído a este lugar?

Su respuesta fue: - ¿y a ti qué te importa viejo loco?.

Entonces el rostro de Enero empezó a oscurecerse, levantó su vara y ordenó al viento que soplara.

Las dos mujeres fueron incapaces de encontrar el camino a casa , no se sabe si se precipitaron por la grieta de un glaciar o si la nieve las enterró. El caso es que nadie volvió a saber de ellas.

Marushka quedó sola en su casa pero cada vez que entraba un nuevo mes lo saludaba como un viejo amigo.

Cuando llegó el mes de Octubre un joven llamó a su puerta pidiendo trabajo en el lagar para hacer sidra.
Ya os imagináis cómo acaba esta historia.

Se enamoró de Marushka, se casaron y tuvieron muchos hijos.

Marushka demostró ser una madre sabia y cariñosa.

Enseñó a sus hijos que a medida que pasan los meses, éstos vienen hasta nosotros, uno tras uno, y que cada uno de ellos, desde el caluroso Julio al gélido Enero, es una bendición del cielo y un buen amigo al que se ha de querer y respetar.

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